relatos con arte

Lo que sigue es un intento de utilizar la ficción para motivar el aprendizaje de la Historia de Arte. Lo que sigue son pequeños relatos apócrifos, reflexiones, descripciones, cartas o poemas. Textos inventados siempre, pero inspirados en la historia, para mostrar los sentidos de las obras o adaptarlos a nosotros. En ellos se hace hablar al autor, a un personaje, a un crítico, a un mecenas, a un profesor o a un espectador que nos cuentan sus razones, su manera de ver, su sentimiento o su reflexión ante la imagen plástica. Se intenta llevar a los ojos a un nivel correcto de enfoque (que no pretende ser único o excluyente de otros, pero que sí se pretende interesante) y animar a la lectura de lo que se ve, o lo que es lo mismo, educar la mirada y disfrutar del conocimiento, concediendo al contenido, al fondo de las obras, un papel relevante que en nuestras clases, necesariamente formalistas, se suele marginar.

Escándalo

El desayuno sobre la hierba. 208-264 cm. Óleo sobre lienzo. 1863. Edouard Manet. Museo del Quai d'Orsay. París
El escándalo estaba servido. Lo sabía de antemano, lo buscaba. A pesar de su relación con el "Concierto campestre" de Giorgione, que se ve aún en el Louvre, en el que me inspiré para la obra, es evidente que en mi "desayuno campestre" encontramos algo más. La mujer desnuda es una mujer concreta, es mi modelo, aunque el cuerpo sea el de mi hermana. Ella nos mira sin recato. A su lado nos sentamos mi futuro cuñado y yo, vestidos como burgueses. La gente no lo soporta. Estiman que su mirada se mancha ante la presencia de un desnudo tan rotundo, de modo que ha pasado lo que tenía que pasar. El Salón lo ha rechazado. Se justifican diciendo que esa luz es demasiado cruda y que no produce sombras. También dicen que la figura de atrás, esa ninfa que aparece en el medio de un estanque y junto a una barca, está demasiado abocetada para el lugar en donde se halla, y que resulta demasiado grande, si se aplican con rigor las leyes de la perspectiva. Cuando decidí permitir que se exhibiera en el Salón de los Rechazados, nunca pude presumir el apoyo que acabaría recibiendo de esos jóvenes que trabajan con Monet en Argenteuil. Eso me enorgullece y me da confianza. El futuro está en la novedad que los jóvenes aprueban. Ellos gustan de pintar la realidad directamente y de recoger intuitivamente lo que ven. Por eso, tal vez, aprecian el efecto abocetado que la academia me critica. Me gusta su compañía y que me adulen y me admiren. Después de todo soy sobre todo un artista... Estoy pensando en sus propuestas, en la radicalidad de su propuesta realista. Tal vez en el futuro comience a imitar su técnica abocetada de colores claros, su renuncia consciente al color negro, Sin embargo ahora todavía no me atrevo... Pesa mi obra, pesa mi formación, pesa mi historia... Lo iré pensando... Es posible que en el futuro ellos consigan el éxito. Y es posible que una vez que yo practique los principios de estos jóvenes, mi obra imite a la suya. El maestro imitando a sus discípulos.

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